El cuerpo cotiza al alza en la “Bolsa de
los valores sociales”; objetivo de un ideal de perfección o ideal de delgadez,
de buena forma y de salud perfecta, el cuerpo deja de ocupar un espacio privado
-confinado a las instituciones de salud- y alcanza los espacios públicos: las
calles, las academias, las clínicas de estética…
En la sociedad contemporánea asistimos a una gran variedad de supuestos
“ideales”: necesidad de autonomía, compulsión por el trabajo y el ejercicio
físico, cirugías para modelar el cuerpo, sexualidad compulsiva, el horror a
envejecer, la hiperactividad, el terror a la pasividad, la búsqueda obsesiva de
la salud o el olvido y desconsideración del cuerpo.
Paralelamente a estas nuevas exigencias, encontramos en la clínica médica y
psicológica nuevas formas de patologías en las cuales la subjetividad y la individualidad
insisten en su derecho a existir, gritando en forma de síntoma o de dolor.
Las nuevas terminologías parecen innovar o reinventar, con creatividad,
nuevas patologías para viejos sufrimientos humanos.
¿QUÉ ES LA FIBROMIALGIA?
Los médicos definen las fibromialgias como un conjunto de patologías que
tienen en común la manifestación de dolores musculares difusos, persistentes
(más de tres meses) y sin explicación (todas las otras formas de algias
musculares inflamatorias, metabólicas o tóxicas deben ser excluidas). Las
fibromialgias se acompañan de síntomas funcionales diversos (cefalea,
parestesia, fatigabilidad, extrema rigidez por la mañana, sueño
no-reparador….). El examen a la palpación pone en evidencia la persistencia de
puntos sensibles a la presión (infra-occipitales, cervicales inferior,
trapecios, borde interno del omoplato, glúteos, rodillas,..etc…).
El diagnóstico de las fibromialgias se vuelve muy complicado, ya que
numerosas patologías se parecen y cohabitan entre ellas: síndrome de fatiga
crónica, espasmofilia, seis síndromes de sensibilidades múltiples,…etc…). Es
común a este sídrome la dificultad de evidenciar alguna causa orgánica, de tal
forma que no existen estudios de laboratorio o radiológicos que comprueben el
diagnóstico y sin embargo, los pacientes sufren y viven con muchas
limitaciones. Los últimos estudios señalan que la fibromialgia podría ser el
resultado final de alteraciones en la adquisición, percepción e interpretación
del dolor.
El mecanismo que regula la sensación de dolor es la SEROTONINA. La
serotonina es un importante neurotransmisor que, entre otras cosas regula y
afecta el sueño, el humor y la percepción sensorial. La serotonina es producida
en la fase delta del sueño, que en los enfermos de fibromialgia está
constantemente interrumpida. En una persona sana, cuando el cuerpo se mueve, el
organismo produce automáticamente serotonina para proteger los músculos de
dolores. En las personas con fibromialgia los niveles de serotonina son muy
bajos y la percepción de la intensidad del dolor está químicamente alterada.
Así pues, el mayor síndrome de las fibromialgias es el dolor que se
convierte, en buena parte, en responsable de los transtornos del sueño y de la
depresión. nte esta situación entendemos la dificultad de hacer un diagnóstico
preciso y proponer un tratamiento médico a los enfermos. Muchas veces, el
resultado es que se considera a los enfermos de fibromialgia exagerados en sus
manifestaciones de dolor lo que hace que se sientan incomprendidos y que su
estado naxio-depresivo se agrave.
El ser humano tiene mecanismos que le protegen de los dolores físicos y
psíquicos. Freud (1894) ya utilizó el término mecanismo de defensa para
ilustrar las formas que el Ego emplea para defenderse de peligros
intrapsíquicos y extrapsíquicos o ambientales. Los mecanismos de defensa en la
esfera física también son conocidos desde hace mucho tiempo. Entre ellos
destaca la disminución de la respiración y el mecanismo de compensación
muscular.
Uno de los mecanismos de defensa más común es la tentativa de inhibir una
acción que puede no ser aceptada por el propio sujeto o por el entorno en el
que convive. Esta inhibición de la acción se traduce a nivel físico en forma de
contra-acción, o sea, una contracción muscular. La memoria de esta
contra-acción queda registrada en el inconsciente dentro del cuerpo,
especialmente en el sistema músculo-esquelético.
Una contracción muscular prolongada desarrolla la siguiente secuencia:
contracción-hipertonía-contractura-fibrosis-retracción. Los músculos retraídos
desequilibran las cadenas musculares, aponeurosis, ligamentos y huesos,
deformando la postura. Esta deformación postural altera, no sólo el cuerpo
físico, sino que también afecta al cuerpo sensorial (evita sentir “apagando” el
sistema propioceptivo) y el cuerpo emocional (sino siento no sufro).
Todo este sistema de defensas patológicas aumenta el estrés físico y
emocional, ya que suponen una lucha constante contra el sentir y el
comportamiento natural del sujeto. Este aumento del estrés agrava el cuadro de
la fibromialgia.
Llegados a este punto es interesante proponer un enfoque diferente que
tenga en cuenta aspectos fundamentales del ser humano.
El movimiento de la Psicosomática se interesa por las enfermedades físicas
(viscerales, orgánicas o funcionales) relacionadas con causas psíquicas
(factores psicoafectivos). Según los profesionales que trabajamos con este
enfoque, los síntomas tienen un valor simbólico. Así Georg GRODDECK, médico
alemán, consideraba que “cada enfermedad tiene un sentido que nace en una
problemática inconsciente”; próximo a él, Franz ALEXANDER, psicoanalista,
pensaba que “las enfermedades son consecuencia de emociones, impulsos
no-satisfechos, negados o reprimidos”; esto provoca reacciones en el sistema
neuro-vegetativo y endocrino.
Dentro de la escuela de psicosomática francesa, el Dr Pierre MARTY
considera que “ las enfermedades, sobretodo las que se repiten, están
relacionadas con carencias que conciernen a la capacidad de soñar e imaginar;
uno se pone enfermo porque no puede hacer frente a la vida sintiendo y
expresando emociones”.
Para otros investigadores que se apoyan en las teorias de LACAN, “ las
enfermedades y todos los fenomenos psicosomáticos son el resultado de una
avería en el lenguaje; cuando frente a una situación traumática nos quedamos
sin voz, la energía psíquica en lugar de invertirse en el mundo externo
retrocede hacia el organismo y crea lesiones”.
Los sufrimientos son son momentos del pasado que se viven en el presente,
pero sin declarar su pertenencia al pasado, y que han conservado intacta toda
su fuerza emocional; por eso es importante que el pasado se tranforme en un
simple recuerdo y así poder distanciarse de la herida inicial.
En el momento que el lenguaje falla porque no puede expresar su sentir es
el cuerpo quien, teniendo almacenado toda una memoria vivida, manifiesta el
sufrimiento generado por la ambigüedad entre sus necesidades y las exigencias
del entorno.
Por innumerables razones es notoria la necesidad de recurrir a un trabajo
que englobe el cuerpo físico (estiramiento y armonización del tono), el cuerpo
emocional (sentir y decodificar los sentimientos, evitando reprimirlos) y el
cuerpo sensorial (ampliar la capacidad de sentir el cuerpo y el estado emocional).
Este trabajo integrado que proponemos en Terapia Morfoanalítica conducirá
al paciente a una mayor capacidad de movimiento físico (biomecánico) y
emocional.
Lisa es una mujer elegante, de unos 40 años, que transmite una cierta
suavidad y sensibilidad, tanto física como psíquica. Desde 1a entrevista, se
presenta como una persona que tiene dificultades para sosegarse y relajarse.
¿Cuáles pueden ser sus miedos? ¿Qué es lo que no permite que Lisa consiga
apaciguarse y soltarse?
Su demanda es en primer lugar corporal. Cuando habla de ella misma y de su
cotidiano, pone su fibromialgia en primer plano; su cuerpo está dolorido y
contraído casi permanentemente .También me habla de su fatiga crónica que, a
pesar de su intensa necesidad de mantenerse activa, la inmoviliza muy a menudo.
Siento que vive un combate con su enfermedad y con su cuerpo.
Después de dejar la ciudad donde nació y donde vive su madre, empieza a sentir
múltiples dolores y una fatiga muy fuerte ante cualquier esfuerzo. Tenía
dolores en los miembros como si hubiera hecho deporte intensivo. Los médicos,
finalmente, le diagnosticaron una fibromialgia.
Ha hecho muchas consultas con varios especialistas, sin resultados. Ante su
estado de desánimo le han recetado anti-depresivos. Últimamente ha ido a un
Centro Anti-dolor y hace un año que va regularmente a una fisioterapeuta; dice
que lo único que puede soportar son los masajes y que habla mucho. Se nota que
Lisa tiene una gran necesidad de hablar y sobre todo de ser escuchada.
En un momento dice: « pienso que mi enfermedad debe tener alguna relación
con mi pasado ». Cuenta que lo ha hablado varias veces con los médicos
especialistas. « con el tiempo he tomado conciencia de un montón de cosas, pero
no entiendo porque no ha sido suficiente para cerrar la puerta del pasado… ».
Le respondo que el inconsciente no se sitúa solamente en la cabeza, ya que
las experiencias vividas están inscritas también en el cuerpo; por eso es
importante en terapia poder trabajar simultáneamente a nivel psíquico y
corporal.
Algunos otros comentarios me sugerían muchas reflexiones y preguntas: «
tengo mucha dificultad para estar en contacto con mis sensaciones corporales ».
¿Será debido a su personalidad o a su enfermedad?, « soy hipersensible, lloro
fácilmente ». Me hace pensar en su hipersensibilidad física. Quizás la
dificultad de conectarse con sus sensaciones puede ser una manera de protegerse
contra una gran cantidad de sufrimiento acumulado que la desborda a nivel
emocional y corporal con lágrimas y dolores musculares. « recuerdo muy poca
cosa de mi infancia y adolescencia ». ¿Será debido a su enfermedad o al
inconsciente que pone una barrera a los recuerdos?
Me dispongo a seguir la evolución de todos estos elementos con el trabajo
de terapia morfoanalítica y expondré algunos retazos de sesiones que pueden dar
muestra de la evolución en su proceso.
Al poco tiempo de comenzar las sesiones llega una tarde contándome que el
sábado ha ido a bailar con su marido, hacía mucho tiempo que no iba. « Estaba
muy contenta, muy ilusionada, y 48 horas después lo he pagado! No quiero
privarme de todo por causa de mi enfermedad. Normalmente, antes de ir pensaba
en lo que iba sufrir. Esta vez he salido sin pensar pero…. ».
Durante el trabajo respiratorio aparece un dolor fuerte en una costilla
baja; le propongo poner mi mano en la costilla dolorosa, le hago masaje y le
invito a ocupar esta zona con su conciencia y respirar en mi mano soltando todo
lo que pueda. «En casa no consigo respirar profundamente pero aquí, cuando me
siento acompañada, me doy cuenta que puedo hacerlo »
Después del trabajo de reestructuración de la postura, de pie en la lectura
final, dice con cara de satisfacción: “me siento más flexible globalmente, toda
la parte superior está más relajada y los hombros y tórax mucho más abiertos”.
Su cuerpo deja de ser únicamente sinónimo de sufrimiento. Puede sentir otras
cosas que el dolor.
Su cara y el tono de su voz denotan dinamismo. Le pregunto que sentimiento
le viene cuando siente su cuerpo así: « alegría!» y añade : «Sabes, a menudo
sueño con dejarme caer como una muñeca de trapo». En seguida dice: « en el
coche, cuando venía, pensaba en mi dolor entre los omóplatos, es un punto muy
preciso; siempre aparece repentinamente, sin que necesariamente haya hecho un
esfuerzo; me preguntaba si será sólo físico». Lisa está desarrollando su
capacidad de hacer asociaciones entre las sensaciones, lo imaginario y lo
reflexivo.
Es como si en Lisa estuviese impreso: cuando te otorgas el privilegio de
gozar un poco de la vida, tienes que pagarlo. La alegría y dinamismo que ha
sentido después del trabajo corporal es la manifestación del Yo sano que se
reconecta con la energía vital y quiere crecer y alcanzar su pleno desarrollo.
En una sesión posterior me cuenta que en la empresa ha hecho un cursillo; «
uno de los ejercicios era hablar delante del grupo, ha sido muy difícil. Cuando
hablo siempre pienso que no voy a parir nada interesante, que lo que voy a
decir es banal, no vale la pena decirlo ». Con el verbo parir me ha venido
instantáneamente la imagen de su madre pariendo la pequeña Lisa pero sin
ilusión, sin esperanza, sin energía, ¿quizás deprimida? En seguida dice: « Es
extraño ! de golpe me siento muy ligera, casi no siento las rodillas dolorosas
; incluso tengo dificultad de sentir donde está situado el peso de mi cuerpo,
pienso que está muy repartido ». Recuerdo todas las sesiones que ha expresado
este peso opresor; mientras comunica sus dificultades consigue liberarse de
ellas y constata el efecto inmediato en el cuerpo.
Más tarde en el suelo, empieza a respirar, muestra con la mano el esternón
y dice:
« ya no siento el atasco aquí » ; en este momento se acuerda de un
pensamiento al principio de la sesión, de si el bloqueo verbal no estaría
localizado en su cuerpo. Dice: « es como si las palabras quedasen frenadas,
bloqueadas dentro, sin poder circular, parecido a la respiración ».
Cuando se liberan ciertas tensiones musculares, muchos bloqueos corporales
se liberan simultáneamente pero los efectos se manifiestan en todos los
niveles; otros frenos se sueltan en el plano mental, afectivo, comunicativo,
energético, imaginativo, reflexivo…etc. Es como una estimulación y aceleración
de partículas o átomos, que despiertan partes apagadas de la personalidad y
hacen que se retome la inter-acción entre ellas.
En la sesión nº 13 se queja de las tensiones en el cuello. En el trabajo
respiratorio siente su dificultad para dejar subir la ola respiratoria hacia el
pecho.
Dice: « no sé si lo he hecho bien ». Ya me ha hecho este comentario varias
veces. Digo: « ¿estás preocupada por el hecho de hacer bien el trabajo? »
Confirma que sí: « Me hace pensar en mi madre. Está en una residencia de
ancianos; la semana pasada me ha llamado diciendo que si no iba a buscarla, no
la vería nunca más. Siempre se queja, nunca está satisfecha ». Vuelve a hablar
del cuello, parece que las tensiones se han acentuado mientras hablaba de su
madre. Le propongo un trabajo corporal de movilización de la cabeza. En el
espacio verbal dice: « mi cuello está más flexible pero lo que más me ha
llamado la atención era mi dificultad de soltar el peso y abandonar mi cabeza
en tus manos ». Comento: « parece que no es fácil para ti autorizarte a
apoyarte en el otro ». Lisa responde: « me doy cuenta que soy una persona que
da mucho y recibe poco. Mi madre nunca ha dejado de cuidar a su propia madre...
». Después de un largo silencio lleno de emoción le respondo: « entiendo que
para una niña pequeña no debe haber sido nada fácil esta situación, sobretodo
el hecho de tener una madre sobre la cual, probablemente, era difícil apoyarse
». Ella añade: « Mi hermano reclamaba y expresaba su carencia de afecto. ¡Yo
no! siempre hacía de todo para ayudar a mi madre. De adulta cuando mis padres
se acercaban con un gesto afectuoso, siempre me producía repulsión ».
Podemos emitir la hipótesis de que la pequeña Lisa ha reprimido gran parte
de sus demandas afectivas para evitar cargar y molestar a su madre. Ha
encubierto la carencia, por un lado, con la inversión de papeles - como mi
madre no puede apoyarme, soy yo quien tengo que apoyarla a ella- por otro lado,
con la negación completa de su necesidad hasta sentir repulsión.
Cuando retomo el hilo conductor de las sesiones veo que, desde el
principio, Lisa necesitaba que todas sus quejas fueran escuchadas, poniendo en
primer plano su sufrimiento físico y su cansancio crónico, mostrando a la vez
la prueba y la puerta de entrada para tener acceso a su mundo interno agazapado
debajo de varias capas de contracciones musculares. Podemos pensar que Lisa
utilizaba, inconscientemente, una gran parte de su energía para aguantar y
mantener el equilibrio de sus tensiones.
El trabajo continúa pero poco a poco podemos constatar como, partiendo de
un cuerpo doloroso, contraído y cansado, Lisa va gradualmente viviéndose y
mostrándose sesión a sesión con un cuerpo más flexible, suelto y libre. Una
nueva apropiación de su cuerpo puede realizarse, pero sobre todo una
reconciliación con ella misma.
Autor: Otilia Carballa Aguin. Terapeuta
Morfoanalista
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