domingo, 19 de agosto de 2012

Reencontrarme (Meditación simple)


Estamos viviendo en un mundo en donde los acontecimientos se atropellan, nuestros compromisos se superponen y son demasiadas las veces que obramos desde el deber y no desde el querer.

Y esto nos provoca una sensación amarga, la presión nos sofoca, nos sentimos sin fuerzas ni entusiasmo y hasta nos hemos educado de tal modo que si no cumplimos con ese deber impuesto, nos sentimos con culpa.

¡No desesperes!: tiene solución y depende únicamente de ti.

Para ello será necesario que dejes de mirar afuera y te reencuentres con vos mismo, con tu esencia, comenzar a obrar acorde a lo que tu voz interior te dice. Hace tiempo que sientes que lo que estás haciendo no es lo que te gusta, sientes que hay algo más por descubrir y que si encuentras tu camino estarías dispuesto a soltar lo que eres hoy a través del deber por lo que serás a través del querer, del elegir.

Te propongo que a partir de hoy y cada día de tu vida dediques 5 minutos diarios al espacio de reencuentro con tu ser. Sí, nada más que 5 minutos es suficiente para un buen comienzo.

Elige un lugar en donde estés cómodo, y allí te sientas en posición de buda o como te resulte confortable. Si deseas puedes aromatizar el ambiente con esencias o acompañarte con música suave, aunque esto no es imprescindible.

A continuación, observa tu respiración, probablemente sea entrecortada y sientes como que sólo respirás con la nariz y hasta allí llega el aire. Chequea que no existan tensiones en el rostro, el cuello, la espalda, los brazos, la pelvis, las piernas, los pies...

Ahora comienza a inspirar y exhalar profundamente, llenando los pulmones, sintiendo como que el aire llega al estómago. Repite esta respiración cuantas veces sientas que es necesario, luego llegará la quietud y sentirás tu cuerpo más relajado. Dejá correr los pensamientos, cuando llegan no te detengas en ellos, dejalos pasar por tu mente.

Imagínate que estás en un hermoso lugar, en donde el sol te acaricia y donde te sientes verdaderamente feliz así como estás y eres.

Practica este ejercicio cada día, esta gimnasia tan simple que quizás te cueste un poco al principio se convertirá pronto en tu recarga diaria de energía, en una sana necesidad  y en el puente que te lleve al encuentro con tu esencia. Escucha tu voz interior en el silencio de la meditación. Una vez que estés practico, podrás llevarlo a cabo en cualquier momento y en cualquier lugar, transformando tu actitud ante cada circunstancia de la vida.

Empieza por darte amor, por mimar a tu alma y será más fácil acerarse al Amor.

Amor es tu esencia, jamás dudes de ello.

Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.Todo era alegría en el jardín excepto por un árbol profundamente triste.

El pobre tenía un problema: "No sabía quién era".

Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano, si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. "¿Ves qué fácil es?".                                                                

No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y "¿Ves qué bellas son?".

Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol exclamó: "No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución: no dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas... Sé tu mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior".

Y dicho esto, el búho desapareció.

¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...?

Se preguntaba el árbol desesperado, cuándo de pronto, comprendió...

Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:

"Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión: cúmplela.

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.

Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos.

Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

Yo me pregunto al ver a mi alrededor, ¿cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer? ¿Cuántos serán rosales que por miedo al reto, sólo dan espinas? ¿Cuántos, naranjos que no saben florecer?

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar...

"No permitamos que nada ni nadie nos impida conocer y compartir la maravillosa esencia de nuestro ser."

En amor y servicio,
Marcela Parolin
Refleja tu Amor

Agradecemos a aquellos que reenvían a sus contactos los mensajes de Refleja convirtiéndose en un eslabón más de una cadena positiva de amor. Quizás la persona que menos piensas es la que más necesita un mensaje motivacional, no dejes de obsequiarlo.

Refleja propone una transformación personal a partir del trabajo interno: lo que somos en esencia – Amor - - es lo que deberíamos reflejar a nuestro entorno. Brindamos propuestas para llegar a conectar con tu Ser.
Convocamos a esta Tarea a varones y mujeres de buena voluntad, sin distinción de credos, razas o nacionalidades, para el desarrollo de una obra educativa, humanista y de enaltecimiento espiritual, con la idea de forjar un futuro de Amor, Paz y Armonía.

Fuente:


Refleja tu Amor, Buenos Aires, Buenos Aires, 1000, Argentina